yo soy el impostor de jesus


ESPACIO DE EDWIN VASQUEZ DESDE PUERTO RICO

08.08.2011 12:23

 EL PERDON QUE EXCEDE TODA COMPRENSION

 

Dentro de la cruxificción de Cristo vemos como su presencia continuó siendo un misterio divino hasta el último minuto de su muerte. Los invito a meditar en la escena en que la cruz fue levantada y poco después de ser clavado pronunció siete palabras antes de morir. Estas fueron: “Padre perdonales que no saben lo que hacen”. Para muchos estas palabras resultan una letanía o sencillamente una parte más de la historia de Jesús. No obstante, esta frase pronunciada tiene un alto contenido que se puede definir en dos partes, la petición misma y la razón que alega Jesús.

 

Cuando hablamos de la petición misma nos referimos a la dos primeras palabras de la frase “Padre Perdonales” que tiene a su haber un peso circunstancial. Vemos como el pecado del que eran culpables, justamente podría haber ser tenido por imperdonable, no obstante, Cristo intercedió por ellos. (Isaias 53:12) -Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Aquí vemos cual general victorioso Dios distribuye el botín entre los soldados, al siervo le dará muchos, proporcionalmente a sus esfuerzo.

 Pero los dichos de Jesús, en general, y los que pronunció sobre la Cruz, en particular, tiene un alcance universal. Me explico, no solo a quienes le crucifican, sino también a todos nosotros alcanza la oración del Salvador: “Todo el que se arrepienta y crea en el evangelio, obtendrá el perdón que Jesús pidió para sus perseguidores. La segunda parte de la frase “por que no saben lo que hacen” esboza la razón que alega Jesús en ese momento para que su Padre los perdone. Pablo hace mención y explica que si hubiesen sabido, no habrían crucificado al Señor de la gloria.

 

Podemos entonces observar que había ignorancia en todo el asunto, una clase de ignorancia que excusa, aunque no del todo, la culpabilidad del pecado: la que alguien sufre por falta de medios de conocimiento o por la capacidad para recibir instrucción. Los que certificaron al Salvador eran mantenidos en la ignorancia por parte de los gobernantes de la nación y compartían los prejuicios de estos contra la persona y la doctrina de Jesús, por lo cual, pensaban que estaban rindiendo a Dios un servicio grato.

 

Tales personas merecen lástima y hay que orar por ellos, y al orar, hemos de llamar Padre a nuestro Dios y la mayor gracia que podamos pedirle, tanto para nosotros como para otros, es que nos perdone nuestro pecados, así que debemos orar como Jesús por nuestros enemigos.

REFLEXIÓN:

 

El hombre es ignorante acerca de su condición espiritual

¿Qué es la ignorancia? Es la falta de conocimiento e instrucción acerca de un objeto determinado

El hombre ignora aquello que puede y debe conocer: la persona de Cristo y su obra en la cruz del calvario

Ante la falta de este conocimiento el hombre responde con violencia, rechazo y burla para cubrir su desnudez.

 

La ignorancia produce en el hombre una conducta impropia

La ignorancia del hombre llevó a que estos confundieran a Jesús con los malhechores, más aún, les condujo a considerarlo el más peligroso de todos.

Es la ignorancia acerca de la persona de Jesús y los propósitos divinos contenidos en él, los que llevaron al hombre a desear y gritar voz en cuello: ¡Crucifícale!

Por la ignorancia el hombre manifiesta una conducta impropia. Por ella el hombre rechaza a Dios, se opone a sus designios y persigue a los fieles.

Cada uno de nosotros debe manifestar una conducta acorde con la fe que profesamos, con el objeto de dar gloria a nuestro Dios y Salvador Jesucristo.


El hombre necesita de un intercesor poderoso

La condición del hombre y su inminente condenación, hacen imperiosa la necesidad de intercesión ante el Dios Padre. Ante esta realidad el hombre es impotente. Toda la "grandeza" humana es inútil ante el poder y la paga del pecado.

Las palabras de Jesús en el momento sublime de su ministerio, calan hondo en la conciencia de los hombres: "Padre, Perdónalos..." ¿Cómo entender sus palabras? ¿Cómo comprender su inefable amor? ¡La víctima intercediendo por sus verdugos!

"Padre, perdónalos" son las palabras de intercesión más poderosas jamás pronunciadas, y sólo las encontramos en labios del Cristo crucificado. "En su agonía en la cruz, Jesús intercedió por losEl sacrificio de Cristo es el perdón divino para el hombre

El profeta Isaías, siete siglos antes de venida de Jesús, anunció: "Más él (Jesús) herido fue por nuestras rebeliones, molidos por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados." (53:5)

¡Qué paradoja, la muerte de Jesús era el perdón de sus verdugos! Cristo fue crucificado porque los seres humanos han pecado y son culpables ante Dios. Él llevó el castigo que merecen y pago por el pecado de ellos. Por lo tanto, ellos pueden ser perdonados y tener paz con Dios.

Sus padecimientos fueron nuestra cura (salvación). La caída del hombre trajo consigo la muerte, física y espiritual; las enfermedades y dolencias del hombre. Ahora, somos sanados de ellas mediante el perdón obtenido por Jesús en la cruz del calvario.
Si Cristo nos ha perdonado en vano se afanan quienes nos quieren culpar. Su vida derramada en la cruz del calvario, es la firma estampada al lado de la palabra "Perdonado" en el acta que nos destituía de la gloria de Dios. Nuestra deuda a sido cancelada por Cristo, y nadie tiene la autoridad de volvernos a exigir dicho pago.
 Hermano, respondamos al perdón obtenido por Jesús en la cruz del calvario, amando y perdonando a nuestros deudores, así como Él nos ha perdonado.

 

CONCLUSIÓN:

Las palabras de Jesús en la cruz son maravillosas. Nos desnudan ante él y su Padre. Son un llamado a la conciencia humana para que ésta atienda a la ignorancia espiritual que la invade, la cual produce en él, una conducta impropia como criatura de Dios. A la vez, estas palabras, son una luz de esperanza para el pecador, pues reflejan que Jesús es nuestro más poderoso intercesor ante el Padre. Él busca el perdón de Dios para los hombres, y su sacrificio es el sello que establece que dicho perdón está a nuestra disposición. Ningún hombre ha podido pronunciar palabras tan sublimes de perdón, como las que encontramos en boca de Jesús: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. El perdón de Cristo, es el perdón que excede toda comprensión.

 

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